El primer día pensé que era algo peculiar… el segundo, que parecía lenta. El tercero nos empezamos a reír así, con disimulo… y hoy … Bueno, lo de hoy podríamos clasificarlo dentro del género tonto. ¡Señor que perla que ha entrado en la empresa!.
Hemos comido en el barecillo de debajo de la ofi, y al acabar nos ha informado de que tenía mucho sueño. Y a partir de ahí, se ha callado y se ha dedicado a no sabemos qué en el portátil. Empezamos de nuevo el curso, escuchando al chico de formación -desde las dos hasta las cinco y media-. Yo he tomado notas como si me fuera la vida en ello (solo se oia el tic-tac del reloj y el rasgar de mi lápiz sobre el papel…) ¿Alguna duda? –ha preguntado el profe.
Aquí la perla (agárrense los machos) ha levantado la cabeza y ha soltado: “¿Cómo se pueden borrar varios correos a la vez? Es que estoy recibiendo muchos. ¿Tengo que leerlos todos?”
Silencio…
Un cardo ruso pasa por la sala…
El profe le ha contestado -alma de pollo- e inmediatamente le ha recordado la importancia de la formación que estábamos recibiendo. Respuesta de la perla: “No, mira, si me da igual, porque total, como no me estoy enterando de nada, no estoy haciendo caso, jejeje”.
Hala, con dos cojones y un palito.
El bendito no ha movido ni una pestaña. Y yo juraría que, durante una décima de segundo, le he oído sollozar por dentro.