El aire empezaba a oler a cambio, por lo que el amanecer no tardaría en llegar... y, realmente, se sentía cansado. Puede que la eternidad empezará a pesarle sobre los hombros.
Planeó de forma inconsciente entre callejas y revueltas escondidas, mirando hacia delante pero sin necesidad de ver. Conocía el olor de cada rincón y eso le era suficiente para encontrar su hogar. Suspiró quedamente: no por darse cuenta de que había apurado demasiado el tiempo en regresar sino por la increíble certeza de que al cerrar los ojos para dormir volvería a soñar con miedo, a descansar con incertidumbre y despertar sin esperanza.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
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2 comentarios:
stá escribiend un libro?????que yo quiero er cómo continua.....
Copón.
(pero oye, a ver si te va a salir el lobo estepario :P)
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