jueves, 1 de noviembre de 2007

Somos... soy.

Voy siendo mayorcita ya, últimamente estaba convencida de haber madurado, de saber perfectamente que soy, quien soy, que me puedo exigir ser y lo que nunca intentaré ser, básicamente para no perder mi identidad.



En fin, que no me conozco tanto como me imaginaba o como presumía de hacerlo, soy normal, a veces puedo ser cualquiera de vosotras, y no pongo los nombres porque seguro que me dejo a alguien, y a veces puedo ser todo lo opuesto de lo que creo ser. Puedo ser un desastre o la mujer perfecta, puedo estar alegre o tener peor humor que un muerto, puedo ser hiriente o de una bondad infinita, todo depende de cómo me levante por la mañana y lo peor de todo es, sin pretenderlo, viene solo, como caído del cielo.


Tremendamente vaga o hiperactiva a partir de la 8 de la noche, la mejor amante del mundo o la persona menos sensible del planeta.Puedo perdonar cualquier cosa, menos lo imperdonable. Paciente con todos y con todo menos conmigo misma sin llegar a exigirme tanto como para poder sacar algo provechoso. Humilde aunque si le preguntaramos a mi padre la persona mas soberbia del mundo entero.Solo una buena defensa ante un buen ataque diria yo...



Y por si fuera poco creo que en el fondo no cuenta como nos veamos, sino como nos ven los demás. La imagen que proyectamos. Si viéramos en un espejo lo que creemos ser (lo que creemos que los demás ven) no siempre correspondería con la que creemos que tenemos, y eso me preocupa: durante el día puedo ser de muchas maneras diferentes y totalmente opuestas, por lo tanto ¿qué imagen reciben de mí los demás? Sin embargo, volviendo a otra contradcción más... tampoco es algo que me produzca ansiedad en exceso. ¿Y qué lo que peuda verse? Soy capaz de hacer sonreir a quién quiero muachas mas veces que las que puedo hacer sufrir. Eso a mí, me basta y me sobra...



Que difícil es conocerse una misma, así, que más difícil darnos a conocer a los demás, suponiendo que queramos hacerlo.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios, menuda amalgama de ideas. Mira, lo que piensen los demás debe ser un guía, pero no una regla. No puedes pretender caer bien a todo el mundo. Si la gente finje que le gustas y te "apuñala" por la espalda no es gente que valga la pena. Si te lo dicen todo a la cara, incluso si no les gustas, esa persona debe ser escuchada (aunque duela lo que dice). No obstante, debes buscar estar bien con las personas que realmente te aprecian, como tú dices "Soy capaz de hacer sonreir a quién quiero". Pues a esas personas, aunque estés de mal humor o de bajón o, simplemente, un poco insoportable, no les va a importar escucharte en ningún momento.

Un beso peqe.

PD: Ya puedo ecribir comentarios, antes no podía, jajaja.

Anónimo dijo...

Me ha recordado tu escrito una frase que oí hace muchos, muchos, años, cuando empecé la carrera: "el ojo que tú ves no es ojo porque lo veas, sino porque te ve"

Es cierto que nunca habrá una correspondencia perfecta entre la imagen propia y la de los demás ... pero tú puedes elegir tus espejos: puedes elegir qué personas te devuelven un reflejo de tí misma que te ayuda a crecer, y qué personas tienen una imagen tan deformada de tí, por sus propias historias y rollos, que más vale huir, o al menos, mantenerlos lejos. Los buenos amigos son buenos espejos, y bueno, lo mejor es siempre estar en paz consigo mismo, ser tu propia amiga.